miércoles, 13 de julio de 2011

COLEGIO PÚBLICO "SAN JOSE DE CALASANZ"

ASÍ NACIÓ EL COLEGIO PÚBLICO “SAN JOSE DE CALASANZ” EN POSADA DE LLANERA

Antes de comenzar la narración de los hechos contenidos en el enunciado, para hacerle exhaustiva y verazmente, me veo obligado a introducir un breve inciso, sobre las causas y motivaciones que los precedieron y con la ilación desde su comienzo hasta el final, resulte más comprensible al lector.
Este inciso me permite desvelar un tramo de mi vida, personal y familiar.
Mi esposa, Marina Blázquez y yo ejercíamos en propiedad, nuestras respectivas profesiones, ella como Profesora de Enseñanza General Básica y yo la de Oficial Habilitado de la Justicia Municipal, en la importante y bella localidad de Santurce (Vizcaya)

Allí habíamos establecido nuestro hogar, junto a nuestros tres hijos, que entonces teníamos, discurriendo éste con placidez.
Toda la familia de Marina, sus padres y hermanos, vivían en Oviedo y en esta linda ciudad, Marina cursó sus estudios, aprobando las oposiciones de P.E.G.B., y posteriormente las de Párvulos, añorando nuestra separación; anhelando vehementemente, nuestro acercamiento a Oviedo.

De inmediato surge un concurso de traslado, anunciando la vacante de Llanera (Asturias), localidad para mí desconocida y valiéndome del Espasa, la encuentro comprobando dos hechos que eran fundamentales para mí, la distancia y medios de comunicación con Oviedo, ambos satisfactorios y a la vez definitorios para adoptar una trascendental determinación; la trasmite a mi esposa y ésta a su vez a su familia concordando todos en que la solicitara, haciéndolo así y me la adjudican.

Se había consumado el ferviente deseo de Marina y familia.
Hacemos uso del derecho de consortes-vigente en aquella época y Marina es designada, para regentar la escuela de niñas que había en el Campo de Aviación, en Lugo de Llanera, que era y es, la Parroquia mas nutrida poblacionalmente, de las once que forman el concejo de Llanera.

Anclamos de manera definitiva nuestro hogar, en Posada de Llanera, que era la Sede del Juzgado Comarcal, al que no sólo estaban circunscritas, las once parroquias llanerenses, amén del limítrofe concejo de Las Regueras; además era y es la Capitalidad del concejo.

Con gran esfuerzo logramos construir una vivienda digna y confortable y con la felicidad y el gozo de Marina, me sentía hartamente compensado y ambos logramos que este hogar fuera un remanso de armonía y de paz.

Tras esta concatenación de sucedidos, irrumpo en el desarrollo del enunciado de este artículo.

Nos integramos como vecinos de Posada, estableciendo con ellos, un trato fluido, pronto conocimos a todos, ganándonos su afecto, cariño y respeto.
Establecidos en esta situación, como persona intuitiva observaba las carencias de esta localidad, y me sentía obligado a colaborar en pro de sus soluciones.
De inmediato me percato de la carencia absoluta de aulas, para poder escolarizar a los muchos niños y niñas que había. Silente guardaba en mi mente esta idea; como trabajaba en el Juzgado donde se lleva el Registro Civil, en los ratos de asueto, tomaba de la estantería, el Libro de la Sección 1ª, en donde figuraban las inscripciones de los nacidos en las once parroquias, confeccioné una gráfica, en la que anotaba sus nombres, apellidos, sexo, fecha de nacimiento de los nacidos en Posada, permitiéndome ello conocer con exactitud, los niños y niñas que se encontraban dentro de la edad escolar, así como los que se aproximaban a cumplirla, como también los que su edad encajaba en los párvulo, y este logrado lo comento con Marina, mi esposa, y ambos nos inquietábamos, pues también este problema nos afectaba ya que tres de nuestros cinco hijos se encontraban en edad escolar.
Esto que fue una simple intuición, pasa a ser una convicción de la acuciante necesidad de crear un colegio; éste analizando el número de alumnos que cada aula podía acoger, sacábamos como lógica conclusión, que sería suficiente un Colegio que contara con cinco aulas, dos de niños, dos de niñas y una de párvulos, para que este problema, quedara resuelto en aquél momento y probablemente durante cuatro años más.

Para lograrlo, rompí el silencio y este gusanillo que me carcomía, quise hacer partícipe a mis cercanos amigos, al Párroco D. Liborio Colino Valencia, a Joaquín Alonso y a otros más, que estos últimos gozaban de numerosa prole, toda vez que los vecinos parecía obviaban este hecho, sin duda por considerarlo insoluble e irrealizable.

Este minúsculo grupo, nos reuníamos en el bar; a mí me parecía que había que darle publicidad, movilizar a los padres afectados, para que se implicaran, decidiéndonos a escribir un artículo que me encomendaron su redacción, todos lo firmamos y al siguiente día por la tarde Joaquín Alonso, en su SEAT 600 me llevó a la redacción del periódico “La Nueva España” en Oviedo y al día siguiente fue publicado en lugar destacado.

Todos los días laborables, salía de mi casa dirigiéndome a mi trabajo en el Juzgado, haciéndolo de forma costumbrista, con un cuarto de hora de antelación para adentrarme en el bar Colón, que estaba frente al Juzgado y sobre el mostrador, mientras degustaba un café con leche, hojeaba el periódico y de inmediato me encuentro con el artículo nuestro, lo leo a fin de comprobar si habían variado algo; en este instante hace acto de presencia D. José Suárez, Alcalde del Ayuntamiento de Llanera, quien con gesto de enfado, sin saludarme se aleja al otro extremo del mostrador y esta embarazosa situación me causa perplejidad, máxime cuando nuestras relaciones eran de franca amistad.

Medito sobre ello, y como estaba persuadido que no había dado motivo alguno para ello, me acerco y le interpelo para que me diga qué le ocurre y si había leído el artículo, y me contesta lacónicamente que sí; prosigo diciéndole que aunque yo redacté el artículo en cuestión, lo firmamos todos y en él no se vertía ninguna frase injuriosa que pudiera zaherirle, sino que lo que en él se contenía, era lisa y llanamente trasmitir a los lectores, el hecho de la necesidad imperiosa de construir un Colegio en Posada implicándoles para su colaboración y aunando esfuerzos, conseguir un fin tan laudable.

El alcalde lo asumió, su rostro de enfado, se tornó en afable y sonriente y proseguimos dialogando, aprovechando la ocasión le anuncio que en el Salón de Plenos del Consistorio, se encontraban reunidos todos los Maestros y Maestras del Concejo, entre ellos mi esposa, que eran veintidós, reunión convocada y presidida por el Inspector Jefe de Enseñanza Primaria, Sr. Elisburo.

Le indico que cuando concluya la reunión, si es tan amable, antes de despedir al Sr. Elisburo le anuncie que un grupito reducido de vecinos, ansiábamos hablar con él. Nos llevó a su despacho de Alcalde, acompañándome el Párroco y dos más.

Finada la reunión, el alcalde acompañado del Sr. Elisburo, penetran donde nos habíamos reunido, no quiero silenciar que Pepe hecha nuestra presentación, intentó ausentarse del despacho, asiéndole del brazo se lo pedí, ala vez que le decía que no cuestionábamos su presencia, sino que contrariamente lo que pretendíamos era su imprescindible colaboración.

El Sr. Elisburo, hombre repleto de inteligencia y amabilidad, nos interpela que deseábamos, yo tenía a mi derecha al Alcalde y a la izquierda al Párroco, más como éste, era tímido permaneció silente, teniendo que implicarme yo en el diálogo, explicándole el problema ya existente de que bastantes niños y niñas dentro de la edad escolar, estaban privados de ellos, por no haber espacio en las dos escuelas que había, mostrándole una gráfica que le permitía corroborar esta afirmación; se dirige al Alcalde preguntándole si era cierto lo que yo le había expuesto, y con rotundidad contestó afirmativamente. Es ahora cuando el Sr.
Elisburo me que cual sería la solución que nosotros pretendíamos, contestándome que conocida la certeza real del problema, la única solución viable era la construcción de un grupo escolar que albergara a todos los niños, con cierta holgura, que estimábamos con cinco aulas, dos de niños, dos de niñas y una para párvulos.

El Inspector, tras una breve meditación dice que en efecto había que hacer un Colegio, pero mucho mayor, de unas veinte o más aulas, replicándole que si en Posada pretendíamos hacer una iglesia, no iban a hacernos una catedral, se sonrió añadiendo que días atrás había aparecido publicado en el B.O. del Estado, un Decreto-Ley de la Presidencia del Gobierno, en el que contenía una profunda reforma en la Enseñanza Primaria, en virtud de la misma, desaparecerían todas las escuelas unitarias y mixtas que había en todas y cada una de las once parroquias del Concejo de Llanera, centralizando todas en la Capitalidad del Concejo, es decir, en Posada de Llanera, y tanto fue así, que en un plazo inferior a res meses, el Sr. Elisburo mandó un Arquitecto Escolar para medir y planificar el suelo para sobre él levantar el Colegio que hoy hay, y edificar dos grupos hermosos de viviendas para los Profesores, quedando un amplio espacio para recreo.

Las expropiaciones del terreno se llevaron a cabo por el Ayuntamiento, en Sesión Plenaria celebrada el 12 de Marzo de 1966, afectando a dos parcelas, la A) de 2.000 m² cuyos dueños eran tres hermanos, María Luisa; Amador y Ramón Menéndez González, y la parcela B) de 312 m² a Doña Araceli García Menéndez, terrenos que colindaban con otros propios de Ayuntamiento, y hecha la agrupación, a la que se incluye el solar de las antiguas escuelas y casa del Maestro, sirvió para construir el amplio Colegio, los dos grupos de viviendas para los profesores y esa gran explanada delante para patio de recreo.

Desde la expropiación 12 de Marz0 de 1996, hasta la inauguración del Colegio el 28 de Abril de 1969, transcurrieron tres años.
Este minúsculo grupito, del que yo formaba parte, logró, con esfuerzo, tesón y eficacia, resolver el problema que afectaba a Posada de Llanera, de lo cual nos sentíamos orgullosos y ufanos.

Pero además, de un modo tangencial, sobrevenido, por una normativa nueva, de rango estatal, fue resuelto definitivamente, el ancestral y caduco método de Enseñanza Primaria, del que desde 1969, hasta la actualidad -transcurridas cuatro décadas-, se han beneficiado un sinfín de niños y niñas que han gozado del privilegio de ser alumnos del Colegio de San José de Calasanz, adquiriendo conocimientos, cultura, educación, compañerismo y solidaridad, recibiendo una esmerada preparación, impartida por los Profesores que aparecen en la foto, que son los que inauguraron el Colegio, como también los que han ido tomando la antorcha, hasta la actualidad.

Para todos ellos guardo un grato recuerdo y cariño, y de manera más cálida y más cercana, a Marina, mi esposa.

Me consta, que Marina, durante la larga etapa que ejerció como Profesora, así como cuando ostentó el cargo de Directora del Centro, distinción que la hizo la Inspectora de la zona Srta. Balbín, y luego el Claustro de Profesores la encomendó la Dirección del Comedor Escolar, en donde diariamente comían un número muy cercano a los seiscientos alumnos.

La inauguración del Colegio tuvo lugar el 28 de Abril del año 1969.
Este evento, fue el más importante y tierno que he presenciado a través de los 47 años que he permanecido en Llanera; ni son lucubraciones mías, ni pretendo magnificarlo, voy a expresar lo que quedó gravado en mi retina, de tan emotivo acto, pero las personas que asistieron pueden corroborar su veracidad.

Era un día primaveral, un límpido cielo azulado, un luminoso sol, y esta conjunción meteorológica, acrecentó la belleza del acto.
La amplia explanada delante del Colegio, estaba repleta de gentes; los niños y niñas de todas las edades, alumnos del Colegio, que se acercaban a los seiscientos, pertenecientes a las once parroquias de Llanera, que lo eran y son, Posada, Cayés, Ables, San Cucao, Santa Cruz, Bonielles, Ralos, Villardeveyo, Pruvia, Lugo y Ferroñes.

Todos los alumnos, limpios y peinados y hasta perfumados por sus candorosas madres, todos vestidos con mandilones, ellos a cuadros azules y blancos y ellas azules, blancos y rosa, con una graciosa trevilla, atrás en la cintura, colocados en filas simétricas, y estas interminables filas formaban a modo de dos alas y en su convergencia, un Profesor del Centro, que además era profesor de música, llamado D. Jaime, sobre un atril, la partitura, y con la batuta en su mano derecha, cantaros magistralmente, el himno de San José de Calasanz, del que deviene el nombre del colegio, y con aquellas angelicales voces, fue el inicio y final del evento.

Tras ellos, cientos de madres y algunos padres, que ufanas y repletas de ternura arropaban a sus candorosos vástagos, y muchas tenían dos y tres hijos en el centro.

Presidían el acto los Profesores que aparecen en la fotografía y en el centro la Inspectora de la zona Srta. Balbín.
El Sr. Alcalde y Concejales, los funcionarios Municipales, el Sr. Juez Comarcal, Comandante del puesto, en definitiva un enjambre inmenso, pues a todos les afectaba en mayor o menor medida, la educación de sus hijos.
El disparo de voladores era el preludio anunciador del acto. Flotaba en el ambiente un hálito de gozo y alegría.

La bendición la impartió D. Liborio Colino Valencia, a la sazón párroco de Posada; le acompañaban dos monaguillos, revestidos de roquetes blancos de estreno, uno portaba la cruz y el otro el acetre con el agua bendita y el hisopo dentro.

Se inició el acto con el cántico de los niños, la bendición y seguidamente tomó la palabra la Inspectora Srta. Balbín, que hizo una exposición detalladísima; la estructuración de las aulas, su programación, el funcionamiento del Comedor Escolar, el Servicio de Transporte etc. Etc.; su verbo estaba repleto de contenidos.

Toma la palabra e, Sr. Alcalde D. José Suárez, quien de forma sencilla y breves palabras agradeció a todos, y muy especialmente a los que más directamente nos habíamos implicado, en el logro de lo que aquí y ahora inaugurábamos.

Los aplausos sonaron atronadores, y hecho silencio, irrumpe el coro, que emocionó a los asistentes, brotando de muchos ojos abundantes lágrimas por la emoción incontenida de la alegría.

Como nuestro periódico EL TAPÍN, ha tenido a bien, publicar este largo relato, que a todos los habitantes de Llanera, les resultará interesante, por serles tan cercano y familiar, los de aquella época lo habéis vivido y con esta lectura lo habréis rememorado, y a las generaciones posteriores les agradará conocer su origen. Y si se me permite, en posterior artículo iré desgranando hechos y sucedidos que van a permitirnos conocer las entrañas de este importante Colegio, y como de él han salido muchos Licenciados en diversas ramas, que actualmente ejercen sus bien merecidos cargos.




MANUEL SERRANO VALBUENA

No hay comentarios:

Publicar un comentario